He comprado una casa en Arenys de Munt que acabo de reformar y con el cual estoy muy orgullosa. Es amplio, luminoso, bien ubicado, cerca de mi trabajo y sé que he hecho toda una inversión.
Nunca pensé encontrar esta oportunidad y que mi vida diera un vuelco en menos de 6 meses. Ahora me encuentro feliz, satisfecha y más segura de mi misma. ¿Por qué? Porque acometí una empresa que en otras circunstancias no me hubiera atrevido.
Mi agente inmobiliario sabía que estaba buscado un piso cerca de donde trabajo, capto esta casa en Arenys de Munt cerca de donde trabajo, y me llamó hace 6 meses para darme la noticia.
“Olga, nos acaba de entrar una casa en Arenys de Munt que tienes que ver. A ser posible hoy mismo”.
Esta prontitud me generó curiosidad y expectación, pues según Sofía, la agente inmobiliaria era una oportunidad que no podía dejar pasar.
Cuando visité la casa no me lo podía creer, me enamoré inmediatamente de él. ¡Lo bien que quedaría esta casa con una buena reforma! ¡El potencial era enorme! Realmente era una oportunidad. Sin embargo, había varios problemas que necesitaban resolverse inmediatamente o seguro que lo perdería.
Mi casa en Arenys de Munt: Los Problemas.
La casa tenía unos 30 años y necesitaba reformas. Bastantes reformas. Había estado desocupado por varios años y se notaba el abandono. Pero sí; era una gran oportunidad, porque era luminoso, amplio y con unas vistas estupendas. El primer problema estaba en el precio.
Una vez dejamos esta casa en Arenys de Munt la asesora inmobiliaria y yo nos sentamos en un café cercano a hacer los números. Con mis ahorros y mi trabajo, podía pedir una hipoteca de un 60% del precio de venta, pero luego quedaba la reforma y amueblar la casa. ¿Cómo podría conseguirlo?
Primero debíamos convencer al propietario para que bajar un poco el precio; segundo visitar bancos para conseguir un buen crédito hipotecario y tercero conseguir un constructor que no me cobrara demasiado por la reforma. ¡Ah! Y luego estaba conseguir la autorización para hacer la reforma. ¡Otro gasto!
Aunque estaba contenta por la posible futura compra de esta casa en Arenys de Munt, también me sentía nerviosa y consciente de que si compraba esta casa me esperaban algunos años sin vacaciones y ahorrando al máximo. Sin embargo, el esfuerzo iba a merecer la pena.
Mi casa en Arenys de Munt: La Primera Batalla.
Tardamos 2 semanas la inmobiliaria y yo en convencer al propietario para que bajara un poco el precio. No era una cuestión de regateo; sino de negociación. El propietario no había tenido en cuenta que esta casa en Arenys de Munt necesitaba una buena reforma para hacerlo habitable y que no todo el mundo estaba dispuesto a hacer esa reforma con todos los pisos y casas nuevos que se estaban vendiendo en la Arenys de Munt en estos momentos.
Ya teníamos una batalla ganada. A por la siguiente.
Mi casa en Arenys de Munt: La Segunda Batalla.
El próximo paso fue contactar con un constructor para que nos indicara aproximadamente el costo de la reforma de esta casa en Arenys de Munt. Al mismo tiempo traje un arquitecto para que comprobara el estado de la vivienda y me hiciera una valoración. Una vez lo visitaron 2 pequeños constructores, ambos me indicaron que no debía preocuparme, la casa estaba en buen estado.
Ya tenía un precio aproximado del costo de la reforma y la segunda batalla ya estaba ganada. Pero iban pasando los días y yo rezando para que nadie se interesara por el esta casa en Arenys de Munt, ya que el propietario, aunque acordó bajarle el precio, no accedió a un depósito, sino a ir directamente al notario. Y para ello sólo contaba con 45 días, durante los cuales esta casa en Arenys de Munt todavía estaba a la venta.
¡Vamos a por la tercera batalla!: encontrar un buen crédito hipotecario.
Mi casa en Arenys de Munt. La Tercera Batalla.
La verdad es que encontrar un préstamo hipotecario fue más fácil de lo que pensaba gracias a Sofía, la ayuda de mi asesora inmobiliaria. Visité 3 bancos y uno de ellos me ofreció un crédito hipotecario de “Mejora de Propiedad” del 80% del precio de la casa en Arenys de Munt. En mejores condiciones que mi propio banco.
Los gastos de la tasación y otros gastos no eran excesivos y este 80% junto con mis ahorros me permitía comprar la casa, reformarla y amueblarla inicialmente. Además, la tramitación del crédito fue rápida y sencilla.
¡Ya tenía la tercera batalla ganada! Por tanto, no esperé más y Sofía llamó al propietario para tramitar la venta. La casa ya era mía. Tras 3 semanas de nerviosismo, carreras y noches sin dormir muy bien. Me había enamorado de esta casa en Arenys de Munt y veía claramente que era una inversión segura. Tras la reforma, la casa valdría mucho más. Esa noche por fin dormí tranquila y a pierna suelta.
Me involucré mucho en la reforma y todo salió más o menos bien en presupuesto y en la fecha prevista. Álvaro el constructor se portó muy bien conmigo e hizo un buen trabajo. Algo que agradecí invitando a él, a su familia y a su equipo a un almuerzo en un buen restaurante.
Mi casa en Arenys de Munt. Llego el momento de Reír y de Llorar.
Debo decir que cuando visité el casa al día siguiente ya reformado y sin ningún mueble, ni siquiera en la cocina, se me saltaron las lágrimas de alegría. Había conseguido mi sueño.
Había llegado el momento de amueblar mi nueva casa en Arenys de Munt y aunque era amplio no me preocupaba. Estaba dispuesta a disfrutar el comprar cada mueble, cada cuadro, cada cortina, cada mesa, cada lámpara… de MI CASA. Me lo iba a tomar con calma y amueblarlo poco a poco durante meses. Ahora lo que necesitaba era una cama y comenzar a amueblar la cocina.
Mis amigas se reunieron para visitar juntas mi nueva casa en Arenys de Munt. Me dijeron con una envidia sana que estaban asombradas de lo que había conseguido, que estaban contentas por mí. Sentadas todas en el suelo, (no tenía suficientes sillas y la mesa no la había comprado todavía), les relaté la historia de cómo había llegado hasta aquí. Me llamaron valiente, inteligente, mujer práctica… y por supuesto planificamos entre risas y botellas de vino la primera fiesta para inaugurar la casa “oficialmente”.
Me siento feliz, me siento contenta, me siento segura y me lo merezco. He sido capaz de aprovechar una buena oportunidad, de trabajar para que esa oportunidad se materializara y de ser valiente para enfrentarme a algo que en principio me atemorizaba. Me alegro de haber contado con la ayuda de Sofía, la asesora inmobiliaria que a todo el mundo le gustaría tener.
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